domingo, 24 de abril de 2011

TRISTEZA DOMINICAL

Se acaban los tambores, las trompetas...
y vuelve el silencio,
pero ese que molesta, que se introduce en el tímpano
y no te deja escuchar las palabras de ánimo
las risas...
que se amortiguan, se quedan huecas
sólo te escuchas tú, y tu voz es ápera,
las palabras hieren, se clavan como agujas
provocando un dolor recurrente, incisivo,
te duelen los ojos, la cabeza,
te pesan los brazos,
te duelen las manos, se quedan sin fuerza
sólo puedes levantarlas para hacer una cosa...
taparte la cara con ellas.

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